Apostar por el turismo senior puede ser una gran estrategia para aquellos establecimientos, compañías y destinos que estén enfocados al turismo familiar.
En muchas ocasiones hemos hablado sobre cómo el turismo familiar, en comparación con otros segmentos, destaca por tratarse de un perfil de viajero de calidad, con estancias más largas, búsqueda de experiencias de ocio en destino y una mayor fidelización al destino o al alojamiento -si la experiencia ha sido positiva-.
Sin embargo, todo en esta vida tiene también su cara opuesta. En este caso concreto, el turismo familiar tiene una elevada estacionalidad, ya que su actividad se da casi exclusivamente coincidiendo con los periodos vacacionales de los pequeños de la casa.
Si bien es cierto que en algunos de los principales países emisores -Alemania, sobre todo- hay una mayor flexibilidad en estos periodos de vacaciones escolares, podemos afirmar que la actividad se limita, generalmente, a los meses estivales, a las vacaciones de Semana Santa y Navidad, así como a algún puente en territorio nacional.
Turismo senior o cómo afrontar el desafío de la desestacionalización cuando se tiene una oferta enfocada a familias
Naturalmente, son muchas las fórmulas que las compañías están poniendo en marcha para atacar esta situación, desde dirigirse a un público MICE al celebrar eventos en complejos en destinos vacacionales, optar por un turista deportivo o, sobre la que tratamos en este post: optar por el turismo senior para los periodos de temporada media y/o baja.
De una forma muy generalizada, podríamos definir el turismo senior como el ‘segmento turístico que comprende a personas mayores de 60 años, generalmente jubiladas o con gran disposición de tiempo libre y con una preferencia por un turismo activo o en compañía de otros perfiles similares’.
De hecho, se trata de un sector que poco a poco está acaparando más atención de la industria y, con ello, están aumentando las iniciativas, productos, servicios, portales…, cuya oferta se dirige a este target. Este hecho no es casual ni atiende a una simple apuesta por la diversificación del negocio, sino a todo un posicionamiento global del sector para prepararse a la cada vez mayor demanda que año a año proviene de este segmento.
Las previsiones demográficas nos indican que, para finales de esta década, la población mayor de 65 años en España superará los 11 millones de personas, de los aproximadamente 8-9 que teníamos en la década de los 10s. Esto mismo sucede en todo el continente europeo, cuya proyección es que la población senior se duplique de los 44 millones actuales hasta los 88 millones en el año 2050.
A este respecto, la agencia europea de estadística Eurostat publicó en el año 2020 el informe ‘Tourism trends and ageing’, en el que analizaba cuáles eran las características que definían el actual turista senior europeo y dejaban conclusiones, cuanto menos, interesantes:
- El grupo de edad de 60-75 años es el rango que mayor actividad turística presenta (en comparación a cualquier otro) aunque, a partir de los 75 años, esta cae significativamente.
- La salud es el principal obstáculo para viajar al que apunta el target senior, en comparación a los motivos económicos que exponen el resto de segmentos de edad adulta.
- La estacionalidad es muy inferior a otros segmentos, siendo mayo, junio, septiembre y octubre los meses que mayor intensidad de actividad turística registran.
Más allá del puro atractivo por parte de las compañías por el mercado potencial por cuestiones demográficas, se dan otras dos circunstancias que hacen el turismo senior aún más interesante: la progresiva digitalización y el aumento de la capacidad adquisitiva.
El turista que hoy en día cumple 65 años cuenta con un grado de digitalización y uso de tecnologías muy superior al que tenía su generación precedente. En este sentido, las estadísticas europeas muestran que la brecha digital entre los mayores de 65 años y la franja de jóvenes entre 16-25 años se reduce año tras año (76,1% puntos en 2007 vs 35,5 en 2019), lo que amplía el abanico de posibilidades de distribución y generación de experiencias personalizadas para este target.
Por otro lado, se observa el surgimiento de un nuevo perfil de turista senior de un alto poder adquisitivo (silver economy), que goza de buena salud y presenta motivos de viaje totalmente hedonistas (ganas de ‘recuperar el tiempo perdido’).
En definitiva, todos los factores analizados sitúan al turismo senior como uno de los targets que solamente pueden ganar en importancia en los próximos años, con productos turísticos y servicios adaptados más allá de los tradicionales viajes del IMSERSO.
En el próximo post continuaremos desgranando las características de este segmento, analizando con mayor detalle los sub-targets en los que se puede clasificar el mercado senior, y profundizaremos sobre cómo un alojamiento turístico puede brindar una buena experiencia para esta tipología de usuario. También puedes continuar tu visita por nuestro blog si deseas seguir leyendo contenidos interesantes.