Uno de los factores más críticos a tener en cuenta, desde un punto de vista de la seguridad, a la hora de diseñar y ejecutar piscinas lúdicas, o bien a la hora de instalar unos toboganes acuáticos en unos vasos existentes, es el correcto diseño y análisis de la profundidad de la piscina que hacen la función de recepción de los usuarios tras el deslizamiento por los toboganes acuáticos.
En este sentido, esta profundidad está explícitamente delimitada por la normativa europea aplicable de seguridad en toboganes acuáticos, la norma UNE-EN 1069-1:2017+A1:2020, que hace una distinción importante en el diseño e instalación en función de si se tratan de toboganes acuáticos destinados a ‘usuarios adultos’, o bien de toboganes acuáticos destinados para ‘usuarios infantiles’, siendo las variables de altura, peso y edad, las que asignan a qué categoría pertenece una u otra persona.
Aunque este tema de las tipologías de toboganes acuáticos (13 en total) es un tema que abordaremos con mayor detalle en el siguiente post que tenemos listo para publicar, de forma resumida, una primera clasificación sería:
- Toboganes para ‘usuarios adultos’ (Tipo 3 en adelante): Fundamentalmente, aquellos que superan los tres metros de altura. Además, podemos encontrar diferentes sub-tipologías en función de las inclinaciones, pendientes; la dificultad de deslizamiento y la velocidad o aceleración que alcanza el usuario deslizándose.
- Toboganes para ‘usuarios infantiles’ (Tipos 1 y 2 y sub-variantes): Aquellos que no superan los tres metros de altura.
La norma mencionada de toboganes acuáticos establece, pues, dos diferentes fórmulas de cálculo de las profundidades requeridas para garantizar la seguridad de los usuarios cuando hacen uso de estos. Es decir, una para cada grupo de toboganes acuáticos.
Requisitos de profundidad en piscinas con toboganes acuáticos infantiles
El siguiente croquis está extraído directamente del documento normativo y puntualiza todas las variables a tener en cuenta para confirmar finalmente la profundidad requerida:
1. Fondo de la piscina
2. Zona de llegada
d. Profundidad del agua
h. Diferencia de altura entre la zona de llegada y el fondo de la piscina
Al tratarse de toboganes acuáticos en su modalidad para ‘usuarios ‘infantiles’, la variable principal a ser tenida en cuenta es la distancia de altura entre la zona de llegada y el fondo de la piscina.
A continuación, mostramos un cuadro resumen de la profundidad mínima de la piscina en función de esa distancia de caída comentada.
Indicar que el usuario infantil, no debe poder impactar, ni tocar, la pared de la piscina durante la recepción. En este punto, cabe matizar que la práctica totalidad de establecimientos que cuentan con toboganes acuáticos infantiles (obviamente por su nombre, destinados para los más pequeños), los insertan en piscinas de chapoteo tengan como mínimo unos 30 centímetros de profundidad.
Puede suceder que los toboganes acuáticos instalados en estos vasos de chapoteo requieran de una profundidad mayor -siguiendo los parámetros de la anterior tabla-. Sin embargo, para tales casos, la solución por la que se opta es colocar pistas de hidrofrenado encima del propio vaso, cumpliendo así normativa al ser aplicados otros requisitos de seguridad según normativa.
Requisitos de profundidad en piscinas con toboganes acuáticos para ‘adultos’
Si observamos de nuevo el croquis del punto anterior, cabe comentar que en el caso de toboganes acuáticos para ‘usuarios infantiles’, la variable a tener en cuenta en este caso es la distancia de altura entre la zona de llegada y el fondo de la piscina, la cual nos marcará en cada caso la profundidad mínima necesaria en estas piscinas, y en el caso de los toboganes acuáticos para adultos, la variable a tener en cuenta es la relación entre la distancia de caída, desde el extremo de la sección final hasta el nivel del agua y la profundidad del agua.
A continuación el cuadro resumen de los requisitos exigidos por la norma para esta clasificación de toboganes:
Este punto es bastante importante, ya que esa diferencia de distancia que hay entre el punto último en el que el usuario está en contacto con la superficie del tobogán hasta el punto primero en el que entra en contacto con el agua es clave de cara a evitar posibles malas caídas y accidentes contra el fondo de la piscina.
Aunque no es tan habitual aquí en España o en Europa ver distancias de caída elevadas (df > 600), sí es habitual observar muchos casos en Norteamérica de toboganes cuyo efecto para el usuario es de ‘salir volando’ tras terminar el deslizamiento, estar unos segundos en el aire y finalmente caer con mayor fuerza al agua por la gravedad. Para estos casos, se debe aumentar la profundidad del agua en función de la instalación real y el diseño, pero el usuario no debe en ningún caso poder chocar con el fondo durante la llegada.
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